El viento o mis palabras? Voy a hacer que cierto refrán acabe en el baúl del olvido. Mañana o pasado brillará el sol... pero mis palabras seguirán aquí, a un click de distancia. El tiempo dirá si són sueños.
La mayoría del mundo, metidos en sus vorágines de corre-corre que te pillo y yo tengo más dinero que tú por lo cual soy mejor, en el fondo todos esperan el mismo milagro. Ruegan que les suceda, cambiarán sus bienes y riquezas por tenerlo ante sus ojos. Pero los milagros están reservados a quien los lleva buscando una vida o más...
Millones de personas se acuestan con la esperanza de encontrar una estrella en la arena que les acompañe allá donde siempre fueron ellos mismos. Sin miedos, sin temores, sin buscar racionalidad donde no existe, el mundo de los sentiminetos, las sensaciones, el amor en difinitiva. Cada persona es un mundo, difícil y complejo, pero hasta el más dificil y complejo de llos buscan esa estrella caída que les comprenda y hagan de su mundo uno solo, donde convivir en armonía hasta que el velo de la muerte, ese pasito a casa, les deje esperando verse de nuevo.
Os voy a contar un cuento...
Una noche me aventuré a correr hacia el mar, loca, pensando que mi milagro era ya posible, que quizás había pasado y no me había dado cuenta, que no lo merecía o simplemente, se lo habrían dado a alguien que lo mereciese más. Pero cuando llegué el sonido de las olas retumbaban en mis oídos, solo tuve que echar un ligero vistazo para poder ver la estrella caída que me estaba esperando. El, solitario, frío, con las mismas mariposas que yo, incluso más... Qué hace temblar a una estrella? sencillo, que nadie la vea tal y como és.
Bajé la cabeza un segundo, no parecía uno de esos sueños que me han traicionado tantas veces... era real. Encaminé mis pasos hacia el, con un trote como si me hubiese esperado toda la vida y llegase tarde. Quien sabe, puede que asi sea. Llegue hasta el y le abracé con el alma. Todo mi mundo se redujo a aquel instante, toda mi vida recobró sentido por estar allí en aquel preciso momento. Las lágrimas, las noches en vela, el dolor, las ausencias, los días vacios...desaparecieron con la luz de esa estrella. Borró de un plumazo la noche de mis ojos, la oscuridad de mi mirada. Acercó su cara, sonrió y nos besamos... La luna y el mar fueron testigos de un reencuentro, pues tuve la sensación de conocerle hacía mucho. Besos que alimentan el alma, que hacen estremecer los pilares más profundos, besos por los que puedes perder la razón sin darte cuenta. Estaban todos allí, en uno solo, todos los besos del mundo, eran aquel beso.
No solo me vi al borde del llanto en sus ojos. Vi más días y noches compartidas, mas alegrías que penas, más risas que llantos, más amor de lo que jamás pude imaginar, en aquellos ojos cuando suavemente se posaron en los míos... Vi lo fácil que era volar sin despegar los pies del suelo, lo fácil que se puede llegar a amar a alguien sin apenas conocerlo. Vi mi vida en esos ojos... como podía estar allí? es el, no cabe duda, el que tiene el fuego de mi hogera, la llave maestra que abre todas mis puertas ...hasta mi nombre pude ver en su primera mirada... Aguantando la emoción hasta límites insospechados, no pude más que abrazarle de nuevo, eliminar la distancia de tanto tiempo de un plumazo, tenerle cerca , sentirle mío y sobre todo... porque se que esperaba el milagro de todos, sentado en aquel banco, tratar de hacerle ver que su milagro había llegado. Él es el que soñé hasta la saciedad, el que amé en silecio tantos años, el que me acompañó hasta los infiernos y disfrutó del cielo de mi amor. Todo onírico, todo ensueño... Y algún día, en el que este cuento se haga realidad, podremos tocarnos, mirarnos, besarnos, amarnos como sólo el y yo entendemos. No se hasta cuando, pero esta vida ya se me antoja corta para vivirla.
Los milagros existen, aqui dejo constancia de cómo podría ser el de uno de nosotros.
La mayoría del mundo, metidos en sus vorágines de corre-corre que te pillo y yo tengo más dinero que tú por lo cual soy mejor, en el fondo todos esperan el mismo milagro. Ruegan que les suceda, cambiarán sus bienes y riquezas por tenerlo ante sus ojos. Pero los milagros están reservados a quien los lleva buscando una vida o más...
Millones de personas se acuestan con la esperanza de encontrar una estrella en la arena que les acompañe allá donde siempre fueron ellos mismos. Sin miedos, sin temores, sin buscar racionalidad donde no existe, el mundo de los sentiminetos, las sensaciones, el amor en difinitiva. Cada persona es un mundo, difícil y complejo, pero hasta el más dificil y complejo de llos buscan esa estrella caída que les comprenda y hagan de su mundo uno solo, donde convivir en armonía hasta que el velo de la muerte, ese pasito a casa, les deje esperando verse de nuevo.
Os voy a contar un cuento...
Una noche me aventuré a correr hacia el mar, loca, pensando que mi milagro era ya posible, que quizás había pasado y no me había dado cuenta, que no lo merecía o simplemente, se lo habrían dado a alguien que lo mereciese más. Pero cuando llegué el sonido de las olas retumbaban en mis oídos, solo tuve que echar un ligero vistazo para poder ver la estrella caída que me estaba esperando. El, solitario, frío, con las mismas mariposas que yo, incluso más... Qué hace temblar a una estrella? sencillo, que nadie la vea tal y como és.
Bajé la cabeza un segundo, no parecía uno de esos sueños que me han traicionado tantas veces... era real. Encaminé mis pasos hacia el, con un trote como si me hubiese esperado toda la vida y llegase tarde. Quien sabe, puede que asi sea. Llegue hasta el y le abracé con el alma. Todo mi mundo se redujo a aquel instante, toda mi vida recobró sentido por estar allí en aquel preciso momento. Las lágrimas, las noches en vela, el dolor, las ausencias, los días vacios...desaparecieron con la luz de esa estrella. Borró de un plumazo la noche de mis ojos, la oscuridad de mi mirada. Acercó su cara, sonrió y nos besamos... La luna y el mar fueron testigos de un reencuentro, pues tuve la sensación de conocerle hacía mucho. Besos que alimentan el alma, que hacen estremecer los pilares más profundos, besos por los que puedes perder la razón sin darte cuenta. Estaban todos allí, en uno solo, todos los besos del mundo, eran aquel beso.
No solo me vi al borde del llanto en sus ojos. Vi más días y noches compartidas, mas alegrías que penas, más risas que llantos, más amor de lo que jamás pude imaginar, en aquellos ojos cuando suavemente se posaron en los míos... Vi lo fácil que era volar sin despegar los pies del suelo, lo fácil que se puede llegar a amar a alguien sin apenas conocerlo. Vi mi vida en esos ojos... como podía estar allí? es el, no cabe duda, el que tiene el fuego de mi hogera, la llave maestra que abre todas mis puertas ...hasta mi nombre pude ver en su primera mirada... Aguantando la emoción hasta límites insospechados, no pude más que abrazarle de nuevo, eliminar la distancia de tanto tiempo de un plumazo, tenerle cerca , sentirle mío y sobre todo... porque se que esperaba el milagro de todos, sentado en aquel banco, tratar de hacerle ver que su milagro había llegado. Él es el que soñé hasta la saciedad, el que amé en silecio tantos años, el que me acompañó hasta los infiernos y disfrutó del cielo de mi amor. Todo onírico, todo ensueño... Y algún día, en el que este cuento se haga realidad, podremos tocarnos, mirarnos, besarnos, amarnos como sólo el y yo entendemos. No se hasta cuando, pero esta vida ya se me antoja corta para vivirla.
Los milagros existen, aqui dejo constancia de cómo podría ser el de uno de nosotros.
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