Hacia tiempo que no escribia, pero recientemente, una buena amiga mía ha recibido esa magía que da un nuevo amor, está te la dedico my little Tinkerbell.
"No hace mucho tiempo, conocí a un hada. Su nombre... pongámosle el de una de las suyas: Dalny, fué una reina de las ninfas del bosque, un alma pura, de belleza infinita y espiritu libre, que necesitaba sentirse viva y que creyesen en ella, porque como bien es sabido, si uno no cree en las hadas estas mueren.
Dalny, hace mucho tiempo conoció a un duende, mucho más grande que ella, un trastolillo que hacía lo que quería; aunque nuestra hada era pura y libre, no pudo evitar fijarse en él, se le veía tan vital, con tantas ideas... que hacía que Dalny diese rienda suelta a su imaginación, pero nunca habló con él, porque las hadas son pequeñas y con alas y los duendes son grandes y toscos, aunque sean del mismo universo feerico, son de diferentes reinos, así que ella ocultó aquellos sentimiendos por el duende en un lugar muy especial, en el fondo de su corazón, mientras veía pasar las estaciones de su vida, esperando encontrar otro ser que recuperase esos sentimientos.
Dalny, hace mucho tiempo conoció a un duende, mucho más grande que ella, un trastolillo que hacía lo que quería; aunque nuestra hada era pura y libre, no pudo evitar fijarse en él, se le veía tan vital, con tantas ideas... que hacía que Dalny diese rienda suelta a su imaginación, pero nunca habló con él, porque las hadas son pequeñas y con alas y los duendes son grandes y toscos, aunque sean del mismo universo feerico, son de diferentes reinos, así que ella ocultó aquellos sentimiendos por el duende en un lugar muy especial, en el fondo de su corazón, mientras veía pasar las estaciones de su vida, esperando encontrar otro ser que recuperase esos sentimientos.
Bran, era un duende muy especial, era un duende vital, con alma de soñador y corazón de león, siempre con esfuerzo y dedicación, conseguía todo aquello que se proponía, pero lo que le hacía especial, era su capacidad de amar y sentir, como ningún otro duende. Su madre le puso ese nombre por un príncipe humano, el cual se enamoró de una Tuatha de Danaan y con el poder de su amor, se convirtió en uno de ellos, dejando su forma humana, simplemente por la pasión y devoción a su amada y la correspondencia de ella.
Cuando era joven, Bran experimentó esa sensación con un hada, ella era de una belleza infinita y gran corazón y con sólo una mirada, Bran creía morir, pero él siempre pensaba que la historia que tantas veces le había contado su amdre, era pura fantasía y que a él... a él no podía ocurrir lo mismo. Así que vivió con ese sentimiento oculto en su rincón favorito del mundo, tallando el sentimiento más puro y esperando a que alguien digno de el, lo encontrase.
Pasaron las estaciones y Dalny creció, se fue a aprender la magia de las palabras, mientras que Bran viajó en busca de emociones que pudiesen llenar el vacío de aquella parte de su corazón que escondió.
Dalny conoció a uno de los suyos, con el que experimento muchas cosas, pero ella, cuanto más tiempo transcurría, mas se daba cuenta que ese ser, en vez de llenar su corazón, hacía que poco a poco su luz interior se apagase, porque él... él no creía en los dos, creía que el simple hecho de estar el uno al lado del otro era suficiente para ser feliz, para ser amado o dar amor y no se daba cuenta que al no creer, Dalny se iba apagando. Hasta que un día, ella decidió poner solución a su muerte anunciada. Prefirió seguir siendo un espíritu libre, a un hada normal, como el resto de las hadas.
Empezó a experimentar su transformación, había días de incertidumbre, pero sus amigos y su propia alma le decían: Tu puedes Dalny, busca tu felicidad y mientras tanto, haz cosas que te hagan feliz, subir las colinas mas altas, volar libre o estar en ese momento en que la oscuridad absoluta que hay, cuando la Luna se va y el Sol aparece, ese... ese era uno de los momentos mágicos que más le gustaban a Dalny.
Asi que después de darle unas cuantas vueltas, decidió que iba aprender a hacer todas esas cosas que siempre le habian interesado, pero que nunca había intentado, a ponerse retos a si misma, puesto que con sus alas ella podía llegar donde quiesiera, decidió no usarlas, y aprender a hacer las cosas por si misma, sin necesidad de la magia. Un día intentando llegar a lo alto de una rocosa montaña, conocío a otros seres especiales, seres con ganas de sacarle el jugo a la vida, con ganas de experimentar sensaciones diferentes a las habituales.
Aquella tarde, un amigo de Bran, le dijo que había un hada que se había vuelto loca y estaba haciendo cosas impropias de las hadas en unas montañas cercanas a su casa, Bran escuchaba a su amigo con incredulidad, puesto que después de muchos años y decepciones en el amor, seguía buscando a ese espíritu libre , pero siempre sabía que podía aparentar algo que no era, así que decidió que necesitaba ver con sus propios ojos aquella minúscula hada, haciendo cosas de duendes.
Al llegar a las montañas, vió a lo lejos a aquella dulce criatura, no podía creer lo que veía ¿Quién era ella? Parecía que bailase, con aquellos movimientos tan suaves y delicados, pero a la vez tan tenaces y seguros, esforzándose por no caerse, a pesar de tener unas hermosas alas. ¿Por qué tenía la sensación de conocerla sin tan siguiera haber hablado con ella? Su corazón latía deprisa.
Mientras Bran la miraba, Dalny sin preaviso se dió la vuelta y miró en su dirección sorprendida, con sus grandes ojos verdes y continuó mirándole por un largo tiempo. Bran hacía lo mismo, taciturno, con la cabeza en otro sitio, intentando recordar donde había visto él antes a aquella criatura, y porque el corazón le latía de aquella manera, que nunca nadié logró hacer.
Así que, casi sin darse cuenta, un millón de centelleantes luces rodearon a Bran, era Dalny que traía algo en la mano. ¿Qué podía ser? El se quedó maravillado, aquella pequeña criatura, que un día conoció, volvió a su vida como una bellisima hada adulta, con aquellos enormes ojos verdes que le miraban con alegría y la mejor sonrisa jamás imaginada, dibujada en su rostro y ésta le dijo:
"He encontrado este pequeño y precioso tesoro esta mañana y me preguntaba si es algo que has perdido"
Cuando el hada abrió sus pequeñas manos, Bran se quedó helado, aquella pequeña belleza, llevaba entre sus diminutas manos, algo que el había olvidado creyendo siempre que lo habia perdido, y que había sido encontrado por el hada de ojos verdes, la misma que años atrás había hecho que lo escondiese en aquel lugar tan especial para él.
Entonces sintió una punzada en el corazón, cuando Dalny puso con cuidado aquel valioso tesoro en el lugar exacto de donde había sido extirpado y acto seguido le preguntó:
"¿Por qué escondiste algo tan valioso en un lugar tan alejado?¡ Podrías haberlo perdido!"
Bran con una gran sonrisa, pero con un vestigio de temor en sus ojos le contó a Dalny que, muchas estaciones antes, conoció a un hada, la cual le hizo sentir cosas tan bonitas pero imposibles por su condición de duende, que él decidió guardar todas esas emociones y sentimientos en su lugar favorito del mundo, esperando a que algún día, alguien especial lo encontrase y volviese a sentir todo aquello y por el azar de la magia que él no lograba comprender, la misma hada que hizo que lo escondiese, lo había vuelto a encontrar.
Mientras Bran contaba su história, por la cabeza de Dalny pasaban un millón de emociones, pensamientos y sensaciones diferentes por segundo, sentía como si fuese a desmayarse, no podía creer lo que estaba escuchando, aquel dulce duende, por el que ella siempre esperó y guardó su mejor rincón de su corazón, volvía a su vida y escuchaba que él también sentía las mismas sensaciones y temores que ella.
Entonces ocurrió, recordó de sus clases de mágia, que hay palabras que pueden más que cualquier otra cosa,. que en ellas radica el poder de hacer feliz, de hacer sufrir, de reir, de llorar... entonces se le ocurrió... si las palabras son mágicas y los sentimientos también, ¿Qué ocurriria si se unen las dos? Miró a Bran a los ojos y le preguntó ¿Crees en mi?
Aquellos ojos color miel que Bran tenía brillaron de alegría, cuando a la vez su boca pronunció aquel tan esperado sí y Dalny sin mediar palabra, cogío polvitos mágicos de sus alas y envolvió suavemente con ellos a Bran, el cual comenzó a levitar, a sentir que se hacía ligero y pequeño, se estaba convirtiendo en un Tuatha de Danaan, tal y como su madre le contó tantas veces.
Ya teniendo la misma condición, los dos se sintieron felices, comenzaron a vivir una vida de aventuras, de sensaciones especiales, de vuelos infinitos en un cielo azul, haciendo cabriolas en el aire, llenas de besos dulces y caricias eternas.
Hoy en día ya no se cree, no se cree en las hadas, no se cree en los duendes, ni en la magia del amor. Cuando se encuentra el amor, nada es imposible, no existe la soledad y todo está a tu alcance. Puedes incluso contar las estrellas. Descubrirás que las buenas historias son como las personas: Si das con la que encaja contigo, no la puedes dejar escapar. Aquí vuelvo a ratificar, que todo esto exíste, sólo hay que tener paciencia... y sino me creéis, mirad al cielo en el momento en que la oscuridad se adueña del cielo, cuando la Luna se marcha y vuelve el Sol, allí si os fijais bien, los vereís volando como si bailasen.
Con todo mi cariño para dos seres excepcionales.
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